Si algo nos ha dejado claro este año, es que Chile ha reducido su tasa de crecimiento. Situación que –es necesario advertir– puede transformarse en algo permanente a lo largo del tiempo.

El potencial de desarrollo en minería, agricultura, industria y otras áreas hace pensar que, independiente de que tengamos actualmente recursos de agua y energía, no estamos preparados para ciclos de déficit.

Por ejemplo, en lo relativo a los recursos hídricos, la disponibilidad de infraestructura tanto para almacenaje superficial y subterráneo como para conducción es muy baja en comparación con los estándares de países desarrollados, lo que limita el futuro crecimiento de nuestro país.

Un dato no menor es que, a la fecha, de los cuatro embalses que fueron aprobados durante el ultimo cuatrienio, sólo uno de ellos ha entrado en proceso constructivo. Y respecto de los anunciados, aún no parte ninguno.

Del mismo modo, la carretera hídrica –proyecto clave para la conectividad hídrica de Chile, que también fue propuesto durante la anterior administración– quedó congelada, paralizándose cualquier estudio que permita pensar en el desarrollo de este tipo de infraestructura en el mediano plazo.

Como si ello no fuera suficiente, los proyectos de grandes obras de embalsamiento tienen cada vez más detractores. Y parece que muy pocos se percatan que el atraso en esta materia tendrá un efecto muy negativo en el futuro bien común de la población Chilena.

Actualmente, Chile tiene uno de los valores de energía más altos de Sudamérica y esto claramente nos resta competitividad. Es por ello que el avance en el desarrollo de proyectos de energías renovables no convencionales (ERNC) se ha hecho clave en los últimos años.

En este contexto, el potencial eólico, solar, hídrico y de biomasa que tienen los campos agrícolas y forestales de nuestro país abre una ventana de oportunidades que nos permite pensar en nuevos desarrollos sustentables al alero de empresas que no tenían posibilidades de ingresar en la industria de la energía.

No obstante lo anterior, es necesario advertir que para lograr esto es necesario conocer a cabalidad la legislación medioambiental, la cual está cruzada por cierta burocracia que puede limitar proyectos de este tipo. Pero, con una buena gestión y recurriendo a proyectos amigables y sostenibles, se pueden obtener los permisos correspondientes para ejecutar un buen proyecto.

Espero que el desafío de estas empresas sea asumido con responsabilidad y que logremos reducir, en parte, el alarmante déficit de energía que Chile evidencia y que condiciona grave y negativamente el potencial desarrollo de nuestro país.

Felipe Martin
Gerente General
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