Si hay en Chile leyes que busquen proteger a la naturaleza, estas son muy pocas y con una elaboración terriblemente lentas. Esta ley , también llamada de la Ley para la naturaleza demoro más de trece años de su tramitación en el Parlamento y viene a completar una institucionalidad ambiental tardía para un país que depende principalmente de la extracción y venta de materias primas derivadas de la naturaleza y más aún materias primas no renovables como son los minerales del Cobre y Litio, nuestras principales exportaciones Es el extractivismo que en Chile no tiene ideología propia que es compartido por toda la elite que nos gobierna , independiente de la ideología del poder de turno.
Es un sentimiento de alegría el ver que por fin se termina una institucionalidad ambiental y centraliza la protección de la diversidad biológica es un solo servicio a cargo de un solo Ministerio, el de Medioambiente. Sin embargo, algunas funciones que debería tener este Ministerio quedaron bajo la tutela de un Consejo de la Sustentabilidad, organismo ministerial con atribuciones superiores a las del propio Ministerio sectorial, sobre todo para aprobar o rechazar los proyectos productivos que tienen incidencia ambiental
Es un sentimiento de rabia que nos invade, el que paradójicamente este servicio nacido también para proteger las áreas protegidas en realidad ha sido creado para desproteger estas mismas áreas al permitir la instalación de unidades productivas en áreas que están destinadas a la protección de la naturaleza
Es una Ley que nos despoja de la naturaleza que tanto ha costado mantener para asi armonizarla con el “progreso” de este siglo XXI que desde el punto de vista ambiental no lleva raudamente por un camino equivocado, sin posibilidad de volver atrás
“Solo nos queda confiar en que la naturaleza será mas sabia que los propios legisladores.”
Manuel Baquedano Muñoz
Presidente
Instituto Ecología Política
Pucón, 20 de Junio del 2023