“Cumbre de las Américas”, Bases Militares Extranjeras y la agresiva y expansiva OTAN, versus la Autodeterminación, Independencia y Soberanía de Pueblos latinoamericanos y caribeños que, ya vuelven a decir “¡Basta!”
Categoría: Noticias

Por Jorge Vera Castillo, Analista Internacional.

Multifacética temática de estas pesquisas y reflexiones, debiera y podría ser considerada como un conjunto analítico, en la actual correlación de fuerzas en la arena internacional, ya en esta tercera década del inédito y provocador siglo XXI, con desafíos, incertidumbres, interrogantes, particularidades, peculiaridades y problemáticas insospechadas, las más de las veces, y a pesar de los avances científicos, biotecnológicos, de innovación, de inteligencia artificial, espaciales, informáticos, robóticos, técnico-militares y tecnológicos vertiginosos.

La llamada “Cumbre de las Américas”; la existencia de Bases Militares Extranjeras en la Región latinoamericana y caribeña, y, las inquietantes incursiones e intentos de intromisiones de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), guiada por Estados Unidos de Norteamérica, junto a su principal país aliado suramericano, la dócil República de Colombia, conforman una muy nefasta configuración y extrapolación en contra de la paz y la seguridad regionales, y los derechos humanos y la dignidad de sus millones de ciudadanas y ciudadanos.

Asimismo, se trata una antónima y contradictoria escenificación geoestratégica y geopolítica para los intereses de nuestros Pueblos, y en sus muy imprescindibles, necesarias y urgentes Autodeterminación, Independencia y Soberanías nacionales, por lo que, éstos, después de casi 50 años, ahora, ya se yerguen, nuevamente, para comenzar a decir: “¡Basta! ¡Basta a la dependencia! ¡Basta a las presiones! ¡Basta a la intervención!”, tal como nos legara el Dr. Salvador Allende Gossens, Compañero Presidente mártir de Chile, en su notable, prolongada y ovacionada intervención, durante el XXVII Período de Sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas, en Nueva York, aquel memorable día lunes 4 de diciembre de 1972.

Finalizaba sus palabras, Allende Gossens, sintetizando un objetivo que, había detrás de esos clamores, “Cuando se siente el fervor de cientos de miles de hombres y mujeres, apretándose en las calles y plazas para decir con decisión y esperanza”, lo anterior. Era “Para afirmar el derecho soberano de todos los países en desarrollo a disponer libremente de sus recursos naturales”, y de “millones de seres que exigen ser oídos y respetados.”

Varios minutos de aplausos persistentes, vuelven a escucharse hoy, como memoria histórica.

Presidente Dr. Salvador Allende Gossens permanece erguido ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, escuchando una de las ovaciones más extensas, en sus Períodos de Sesiones, el lunes 4 de diciembre de 1972, al término de su magistral intervención, imperecedera a pesar de paso del tiempo y el cambio del Siglo XX al XXI.

Y bien, retomando aquel camino, en visita a Guatemala, el Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, Andrés Manuel López Obrador, en discurso del jueves 5 de mayo de 2022, enfatizó que: “Este continente debe avanzar, toda América, hacia una integración económica y comercial sin exclusiones al margen de diferencias ideológicas y en pie de igualdad entre nuestras naciones”. Y agregó: “Que nadie excluya a nadie. Ya basta de las hegemonías, ya basta de las políticas que se han impuesto por más de dos siglos en nuestra América. Necesitamos la unidad, necesitamos el respeto de todos los países”.

Ahora, adentrándonos en la llamada “CUMBRE DE LAS AMÉRICAS”, creo que, será útil tener in mente una interrogante histórica planteada, ya en mayo de 1891, por José Julián Martí Pérez, en uno de sus artículos en la Revista Ilustrada, y que se vuelve presente como un buen contexto inescapable: “¿pueden los Estados Unidos convidar a Hispanoamérica a una unión sincera y útil para Hispanoamérica? ¿Conviene a Hispanoamérica la unión política y económica con los Estados Unidos?” Y, nos agregaba: “El caso geográfico de vivir juntos en América no obliga, sino en la mente de algún candidato o algún bachiller, a la unión política.”

Hay que tener claro, estratégica y políticamente, que fue una iniciativa estadounidense, desde la I Cumbre, en Miami, del 9 al 11 de diciembre de 1994, y que, se han realizado ocho, de carácter ordinario, y una extraordinaria, en Monterrey, México, del 12 al 13 de enero de 2004, contemplándose la participación de 35 países “de las Américas”. Se ha realizado cada 4 o 3 años. La última, VIII, en Lima, del 13 al 14 de abril de 2018. No todas tuvieron gran repercusión internacional y/o interregional. Se contemplaba la asistencia de Jefes o Jefas de Estado y de Gobierno de países participantes. Objetivo inicial era abordar temas comerciales y diplomáticos de alcance ‘hemisférico’. La Organización de los Estados Americanos (OEA), desde 2001, III Cumbre, fue designada Secretaría del Proceso de Cumbres de las Américas.

En un esbozo de recuento, quizás, la más recordada, sea la IV Cumbre, en Mar del Plata, Argentina, del 4 al 5 de noviembre de 2005, al rechazarse, en la ocasión, la entrada en vigor del ‘Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA)’. Se trató de una estrepitosa derrota para esta iniciativa norteamericana que, a la vez, estuvo en el origen de las razones para la convocatoria de este tipo de Cumbres, generándose la ofuscación del Presidente George W. Bush, en imágenes imperecederas y siempre reactualizadas, versus los abrazos y los rostros alegres y victoriosos del anfitrión Presidente Néstor Kirchner, del Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, en este entonces, el Comandante Hugo Rafael Chávez Frías, y el entonces Presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, entre otros Mandatarios asistentes.

También, puede tenerse presente que, desde la III Cumbre, en Quebec, Canadá, del 20 al 21 de abril de 2001, se manifiestan varios movimiento anticapitalistas, antiglobalización y antimperialistas, con fuertes y masivas protestas populares en contra de sus realizaciones, sus exclusiones temáticas y la ausencia de algunos países, y por la criticada represión policial. Es un claro indicador relevante del alcance y significado de estos eventos para nuestros Pueblos, con sus organizaciones políticas – partidos y movimientos – y sindicales y sociales de base.

Otras singularidades de la “Cumbre de las Américas” pueden consignarse aquí, como sigue:

En la V Cumbre, en Puerto España, Trinidad y Tobago, del 17 al 19 de abril de 2009, las expectativas eran por presencia del Presidente Barack H. Obama. Había asumido el 20 de enero de 2009. Frustrante fue su intervención principal, al afirmar que, mejor no hablar del pasado de relaciones de Estados Unidos con América Latina y el Caribe, junto con su constante rictus de sonrisa, desde su llegada a su partida, e irrespetuoso, entrando y saliendo de sesiones plenarias. Quedó como la ‘Cumbre de las sonrisas’, y nada concreto para nuestros Pueblos, y sin acuerdo para una Declaración final de todos. Solo una del anfitrión Primer Ministro Patrick Manning.

En la VII Cumbre, en Ciudad de Panamá, del 10 al 11 de abril de 2015, se contó con la asistencia y participación de Delegación de la República de Cuba, encabezada por el General de Ejército y Presidente Raúl Castro Ruz. Y estuvieron las Presidentas Cristina Fernández de Kirchner y Dilma Rousseff, y los Presidente Rafael Correa Delgado, Evo Morales Ayma, Daniel Ortega Saavedra, Nicolás Maduro Moros, Salvador Sánchez Cerén y Tabaré Vásquez Rosas, entre otros. Chile representado por Ministro de Relaciones Exteriores. Y, Barack H. Obama asistió, ahora serio, y escuchando verdaderas problemáticas regionales. Así, visitaría República de Cuba, de 20 a 22 de marzo de 2016. Y sí vale releer Reflexión de Fidel Castro Ruz, “El hermano Obama”, conocida y firmada domingo “27 de marzo de 2016 10 y 25 p.m.”

En la VIII Cumbre, en Lima, del 13 al 14 de abril de 2018, volvió a aparecer una nefasta política de ‘exclusiones’, en relación a los dignatarios participantes. Es así que, ya el 13 de febrero de 2018, una entonces Canciller peruana, Cayetana Aljovín Gazzani, anunciaba el retiro de invitación al Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro Moros, apoyada por funesto, injerencista e intervencionista ‘Grupo de Lima’ (ya desahuciado) y por contumaz Luis Almagro Lemes, Secretario General de la OEA. Referida ‘diplomática’ peruana solo estuvo en su cargo de 9 de enero a 2 de abril de 2018, cumpliendo instrucciones para ‘su coyuntural labor principal encomendada’. ¿Quién sabe ya de Cayetana, aquí y ahora?

Ahora, ya estamos ad portas de programada IX Cumbre, en Los Ángeles, Estados Unidos, del 8 al 10 de junio de 2022. El anfitrión anticipa sus intenciones, manipulando el temario, y reeditando la imperial ‘política de exclusiones’. Anuncia Brian A. Nichols, un Subsecretario de su Departamento de Estado, que, es “improbable” invitación a Cuba, Nicaragua y Venezuela.

IX Cumbre, en Los Ángeles, Estados Unidos, del 8 al 10 de junio de 2022.

En la hora presente, es nuevamente el Presidente Andrés Manuel López Obrador, el que, en su Conferencia de Prensa matinal, de lunes 2 de mayo de 2022, dio a conocer: “Con todo respeto le planteé al presidente Biden que, si va a haber una Cumbre de las Américas, tienen que participar todos, que nadie debe excluir a nadie, y que ya tiene que cambiar la política”. Y, agregó que: “En América ya no podemos mantener la política de hace dos siglos. ¿Cómo es que convocamos a una Cumbre de las Américas, pero no invitamos a todos? ¿Entonces de dónde son los que no están invitados, de qué continente…?” Finalizó informando que Biden “quedó en que lo va a pensar. Ojalá se resuelva hacer la invitación abierta y el que no quiera ir, que no vaya, pero nadie excluya a nadie”.

Ahora, desde la CARICOM, se le abrió otro frente de dignidad a los organizadores de esta IX Cumbre. Es así que, Ronald Sanders, Embajador de Antigua y Barbuda en Estado Unidos de Norteamérica, sostuvo, el jueves 5 de mayo de 2022, que, los países de la Comunidad del Caribe considerarían ausentarse de la llamada Cumbre de las Américas, si se concreta la exclusión de Cuba, Nicaragua y Venezuela. Y, en la ocasión, recordó que, han pasado siete años desde que se celebró la última cumbre entre Estados Unidos de Norteamérica y Caricom, en Jamaica, y que “la política de Estados Unidos hacia el Caribe no ha sido efectiva durante ese tiempo”. Afirmó que: “La Cumbre de las Américas no es una reunión de EE.UU, por lo que EE.UU. no puede decidir quién está invitado y quién no”. Y sintetizó: “If Cuba isn’t invited to Summit of Americas, 14 Caribbean states won’t go”.

A su vez, el Gobierno de Chile, ya fuere a través del Presidente de la República, quien, según Artículo 32° de la Constitución Política vigente, tiene “atribuciones exclusivas”, y en el inciso “15°” de ellas, la referida a “Conducir las relaciones políticas con las potencias extranjeras y organismos internacionales”, o a través de su ejecutor ministerial, actualmente a cargo de una Ministra de Relaciones Exteriores, a la fecha de esta elaboración y su publicación, no se ha conocido un punto de vista público sobre cardinal materia de principios, en nuestra inserción internacional, siendo un país latinoamericano y/o suramericano independiente y soberano, y como Estado Miembro de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC).

Recordemos que Chile fue país anfitrión de la II Cumbre, en Santiago, del 18 al 19 de abril de 1998, siendo Presidente de la República, Eduardo Frei Ruiz-Tagle.

Además, el Grupo de Puebla, el domingo 1° de mayo de 2022, emitió una Declaración, en que “invita al Gobierno del Presidente BIDEN a realizar la próxima Cumbre de las Américas en Los Ángeles, en el mes de junio, sin excluir a los gobiernos de Venezuela, Cuba y Nicaragua. Al tratarse dentro de los temas centrales de la Cumbre -el manejo de la pospandemia en la región y el cambio climático- no tiene ningún sentido dejar por fuera estos países que han sufrido, como todos, los costos sociales del impacto depredador del virus del COVID-19.”

En Visita de Trabajo a la República de Cuba, el Presidente Andrés Manuel López Obrador ha remarcado, el domingo 8 de mayo de 2022, su total rechazo al bloqueo norteamericano, a las exclusiones en Cumbres de las Américas y a las medidas coercitivas unilaterales, contra Cuba. Y precisó: “yo nunca he apostado, no apuesto ni apostaré al fracaso de la Revolución Cubana”.

¿Llegó la hora de preguntarnos sobre concreta utilidad y validez de esa divisoria y excluyente

iniciativa estadounidense, de 1994, “Cumbre de las Américas”, creada ya la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), en Caracas, el 3 de diciembre de 2011?  Revitalizada CELAC, y sus 33 Estados Miembros, con unidad en la diversidad, es muy idónea. Convicción e interrogante martianas, de mayo de 1891, siguen vigentes y con plena actualidad.

Presidente Andrés Manuel López Obrador y General de Ejército Raúl Castro Ruz. La Habana, tarde de domingo 8 de mayo de 2022.

Ahora, vamos a las BASES MILITARES EXTRANJERAS, en países de nuestra Región, tema poco difundido, en sus detalles, quizás no conveniente, non grato, y casi semi-oculto. 

Como queda bien registrado, en la detallada información que seguirá, en gráfico ad hoc, la cantidad de Bases Militares   Extranjeras, en nuestra Región, llegaba, hacia fines de la década pasada, a un total de 87.

Por cierto, todas estas instalaciones tienen variadas dotaciones, envergaduras, equipamientos, logísticas, mandos a cargo de las distintas ramas de las Fuerzas Armadas respectivas, países patrocinantes y responsables, recursos humanos y materiales, significados estratégicos y geopolíticos, y, ubicaciones geográficas. Sí, hay una evidente primacía de Bases Aéreas y Navales, en los 19 países dónde están. En Suramérica, Brasil, Ecuador y Uruguay no cuentan con Bases Militares Extranjeras, en su identificación convencional, histórica y regional.

Ecuador tuvo la Base Militar de Manta, a través de un convenio de colaboración firmado en 1999, durante la Presidencia de Jamil Mahuad – quien, actualmente, reside en los Estados Unidos de Norteamérica -, la que fue cerrada durante el primer período gubernamental del Presidente Rafael Correa Delgado, en septiembre de 2009, en plena coherencia con la nueva Constitución ecuatoriana, de 2008. Ésta en Título VIII RELACIONES INTERNACIONALES, Capítulo I, Artículo 416.- [Principios de las Relaciones Internacionales], punto 4, señala que: “Promueve la paz, el desarme universal; condena el desarrollo y uso de armas de destrucción masiva y la imposición de bases o instalaciones con propósitos militares de unos Estados en el territorio de otros.” Elevado a rango constitucional, revela el alcance de esta temática.

Uruguay tampoco las tiene, propiamente tales, pero, desde hace dos décadas, permite estadía de contingentes reducidos de tropas extranjeras, dada la existencia y funcionamiento de su “Escuela Nacional de Operaciones de Paz del Uruguay (ENOPU)”, siendo una temática muy diferente, y, no debiera mezclarse con lo que, aquí desarrollamos, ajena a las Operaciones de Mantenimiento de la Paz, de las Naciones Unidas. Sobre la base del Centro de Instrucción para las Operaciones de Paz del Ejército (CIOPE), existente desde 1995, es que, en 1998, se crea la Escuela Nacional de Operaciones de Paz del Ejército (EOPE). Esta, a su vez, se transforma, en el 2008, en la actual ENOPU.

Sin duda, gran preocupación regional y subregional es la situación en República de Colombia. La existencia de 5 Bases Aéreas y 2 Bases Navales norteamericanas, repartidas a través de su complejo, diverso y extenso territorio, estratégicamente, constituyen una imposición total en materia de defensa y seguridad, con sus consecuentes controles, mandos y políticas específicas, afectando ineluctablemente Autodeterminación, Independencia y Soberanía de Colombia. Sus últimos gobiernos han tenido una completa sumisión, en consecuencia, a los dictados, fines y objetivos geopolíticos del llamado “Comando Sur” de los Estados Unidos de Norteamérica.

Antecedentes de esta relación colombo-estadounidense, riesgosa y tóxica para toda nuestra Subregión, y, en particular, para los países vecinos limítrofes de Colombia, se encuentran en los Acuerdos bilaterales de antigua data, de 17 de abril de 1952 y de 7 de octubre de 1974, y ya en este siglo XXI, en el “Memorando de Entendimiento para una Relación Estratégica de Seguridad para promover la Cooperación”, suscrito en Bogotá, el 14 de marzo de 2007.

Todo lo anterior, fue actualizado, ampliado, pormenorizado y precisado, a través del “Acuerdo complementario para la Cooperación y Asistencia Técnica en Defensa y Seguridad entre los Gobiernos de la República de Colombia y los Estados Unidos de América”, firmado en Bogotá, el viernes 30 de octubre de 2009, pero fechado el 3 de noviembre de 2009, y dado a conocer, forzada y oficialmente, solo el 10 de noviembre de 2009. Fue seguido de polémicas y cuestionamientos, incluso al más alto nivel institucional ad hoc, la Corte Constitucional de Colombia.

El Artículo IV se refiere al “Acceso, uso y propiedad de las instalaciones y ubicaciones convenidas”, refiriéndose en su punto 1, a todas las 7 Bases detalladas en gráfico anterior.

En su punto 3, se ahonda la gravedad de esta entrega de soberanía, casi ilimitada: “El personal de Estados Unidos, los contratistas de los Estados Unidos y los empleados de los contratistas de los Estados Unidos tendrán acceso y la capacidad de moverse libremente dentro y entre las instalaciones y ubicaciones mutuamente convenidas que se requieren para llevar a cabo actividades en el marco del presente Acuerdo”. A su vez, ya el Artículo III, en sus puntos 1 y 3, conlleva una ambigüedad de sus alcances e imprecisión de las acepciones utilizadas, como “en áreas tales como”; “amenazas comunes”; “iniciativas de cooperación”, y otras similares.

Así, la existencia de estas Bases Militares Extranjeras, de tales alcances, apertrechamientos, emplazamientos, logísticas y recursos comunicacionales de última generación, con completo control y dominio de la principal potencia militar del mundo, en el centro de Suramérica, es una total negación de los Principios adoptados en la Proclama de América Latina y el Caribe como Zona de Paz, firmada en la II Cumbre de la CELAC, en La Habana, el 29 de enero de 2014, por parte de Jefas y Jefes de Estado y de Gobierno de los 33 Estados latinoamericanos y caribeños, entre los cuales estuvo la República de Colombia.

Y ya me refiero a la ORGANIZACIÓN DEL TRATADO DEL ATLÁNTICO NORTE (OTAN), cuyo principal creador y propiciador fueron los Estados Unidos de Norteamérica, como una alianza militar intergubernamental, mediante firma de su Tratado, en Washington, el 4 de abril de 1949, por 10 países europeos (Bélgica, Dinamarca, Francia, Islandia, Italia, Luxemburgo, Noruega, Países Bajos, Portugal y Reino Unido), EE.UU. y Canadá.

Siempre será necesario enfrentar esa falacia, de que es una Alianza “defensiva”, ante el Tratado de Amistad, Colaboración y Asistencia Mutua – el “Pacto de Varsovia” -, que fuera suscrito el 14 de mayo de 1955, es decir seis años después, y que, ya dejó de existir el 1° de julio de 1991.

Esta OTAN tiene todo un historial de ser una organización agresiva y expansiva, existiendo aún, después de más de 73 años, desde su creación. Actualmente tiene 30 Estados Miembros. Pero, a la vez, ha venido inventando otros estatus y modalidades para expandir vinculaciones con más y más países, desnaturalizando, incluso, su defensa colectiva del “Atlántico Norte”, y amenazando e incursionando, operativamente, hacia otras fronteras geográficas, con riesgosos alcances estratégicos, y nefastas repercusiones para la Paz y la Seguridad Internacionales, ya desde fines del siglo XX, y ahora, ya en pleno siglo XXI, hasta la hora presente, en el 2022.

Colombia es la que cumple un rol de casi “puerta de entrada e instalación”, en nuestra Región y en nuestra Subregión suramericana, a la OTAN, al suscribir, en Bruselas, el martes 25 de junio de 2013, un “Acuerdo de Cooperación e Intercambio de Información”, concretando la iracunda alocución del entonces Presidente Juan Manuel Santos Calderón, al respecto, el sábado 1° de junio de 2013, en la Escuela Militar de Cadetes “General José María Córdova”, en Bogotá.

Y casi al término de su segundo mandato presidencial, Santos Calderón, firmó, personalmente, con el actual Secretario General de la OTAN, en sede principal de Bruselas, el jueves 31 de mayo de 2018, un “Acuerdo que otorga el Status de Socio Global a Colombia”, el único país suramericano en tenerlo. Contento Presidente Santos, lo calificó como “un enorme privilegio”.

(Ex) Presidente de Colombia Juan Manuel Santos Calderón con Secretario General de la OTAN Jens Stoltenberg, en Bruselas. 2018.

A su vez, el 10 de marzo de 2022, junto al Presidente Iván Duque Márquez, el Presidente Joe Biden anunció inicio del procedimiento para otorgar a Colombia, estatus de “Aliado Principal No Miembro de la OTAN” (“Major Non-NATO Ally”). Creación propia de Estados Unidos, comenzó a otorgarlo a fines de los ochenta del siglo XX. Argentina, con Menem, desde 31 de enero de 1998, y Brasil, el 8 de mayo de 2019. Ya serían 19 países, con el referido estatus.

Los antecedentes expuestos sobre la gran responsabilidad de Colombia, en relación a la paz y la seguridad regional y subregional serán, sin duda, un enorme desafío para el nuevo Gobierno que, se elegirá en este segundo trimestre de 2022. Y, en particular, para quien sea elegido como Presidente de la República. Si se tratara del actual Senador Gustavo Petro Urrego, custodiado y resguardado conveniente y responsablemente, preservando su vida en plena campaña electoral, debería procurar un reencuentro con esos objetivos de Autodeterminación, Independencia y Soberanías Nacionales de nuestros Pueblos, al sur del Río Bravo, sin exclusiones y con unas relaciones de buena vecindad, como prioridades de su Política Exterior latinoamericana.

Seguir generando conciencia acerca de un No a las Bases Militares Extranjeras en Nuestra América Latina y el Caribe, debiera convertirse en una tarea cardinal para los Ministerios de Relaciones Exteriores de la Región, mandatados por los responsables constitucionales de las respectivas Políticas Exteriores, de todos los 33 Estados Miembros de la CELAC.

Quizás, algunos y/o muchos lectores, hayan conocido y/o escuchado de la Operación UNITAS, una más de las iniciativas norteamericanas para incursionar en nuestros países, e instituciones armadas, instaurada desde 1961. Reviso lo que ya respondiera, en 1982, un especialista de la Universidad de Washington, Robert Sheina, entrevistado: “Hasta ahora ha servido los intereses de Estados Unidos… y, UNITAS se parece a una farsa, porque se practica algo que no es real, que todos los expertos sabemos que no va a ocurrir y eso es poco serio. Nadie puede hacer que el resto se emplee a fondo para nada.” Y nos agregaba: “Bueno, nunca he creído en UNITAS. El origen de esta palabra es tan oscuro como la documentación con que se promulgaron estos ejercicios. El objetivo básico fue exhibir la presencia de la bandera norteamericana en los puertos del hemisferio sur y no se ve una proyección más allá de ese propósito.”

Opciones anticolonialistas, antiimperialistas y anti injerencistas seguirán teniendo completa y necesaria vigencia, en aras de la construcción de un mundo multipolar, pacífico y seguro, para todos, indivisiblemente, con la preservación de los derechos humanos y dignidades personales. Además, por una “Cumbre de las Américas” sin exclusiones, han optado la Presidenta de Honduras, Xiomara Castro de Zelaya; el Estado Plurinacional de Bolivia, y, Argentina, como Presidencia Pro Tempore (PPT) de la CELAC. Voces de un nuevo “¡Basta ya!”, seguirán multiplicándose en nuestros Pueblos.

*DISCLAIMER* Nueva Diplomacia does not take any responsibility for the views and opinions expressed in the interview which belong solely to the interviewee.

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