La presidenta de la Comisión Europea, la alemana Ursula von der Leyen (CDU), afrontaba una cuenta atrás decisiva. El plazo para evitar la imposición de nuevos aranceles estadounidenses expiraba el 1 de agosto, y las amenazas del expresidente Donald Trump, que proponía gravámenes del 30%, ponían en jaque a la industria exportadora europea, especialmente la alemana.
Desde Berlín, el canciller y líder de la CDU, Friedrich Merz, aumentó la presión sobre Von der Leyen, exigiendo públicamente un acuerdo inmediato. Su mensaje fue claro: la UE debía actuar con rapidez para eliminar del tablero las amenazas comerciales de Washington.
En un primer momento, el canciller reaccionó positivamente al anuncio del acuerdo alcanzado el fin de semana. “Con este pacto, hemos logrado evitar un conflicto comercial que habría impactado de forma severa a nuestra economía exportadora”, afirmó el domingo.
Sin embargo, el tono cambió apenas 24 horas después. El lunes por la tarde, el canciller matizó su apoyo al pacto, al advertir que los términos del acuerdo con Washington implican una “carga considerable” para la economía alemana, dejando entrever que el alivio inmediato podría traer costes estructurales en el medio plazo.
En lugar de los aranceles punitivos del 30% que había amenazado imponer EE.UU. a los productos europeos, se ha acordado la aplicación de un arancel base del 15%. A cambio, los productos estadounidenses podrán entrar en la UE sin ningún tipo de arancel: una tasa del 0%.
Sin embargo, el gravamen del 50% que EE.UU. aplica a las importaciones de acero y aluminio europeos se mantendrá sin cambios. Como parte del acuerdo, la UE se ha comprometido a importar energía estadounidense por un valor de 750.000 millones de dólares (648.500 millones de euros). Además, la presidenta de la Comisión anunció que las empresas europeas invertirán 600.000 millones de dólares (518.800 millones de euros) en territorio estadounidense.
El pacto ha desatado una ola de críticas en Alemania. Desde todos los espectros políticos, incluso desde partidos aliados, se cuestionan duramente las concesiones hechas a Washington. Un consenso tan amplio en la desaprobación no se veía desde hace tiempo.|
Donald Trump parece muy satisfecho tras alcanzar un acuerdo con Europa. Jacquelyn Martin/Copyright 2025 The AP. All rights reserved
“Bajo la presión del canciller alemán, la UE ha firmado un acuerdo que renuncia a los principios fundamentales del comercio internacional basado en normas. En lugar de aportar estabilidad a largo plazo, el pacto genera una peligrosa incertidumbre”, criticó Sandra Detzer, diputada de Los Verdes en el Bundestag
Y el impacto será especialmente duro para Alemania. Según estimaciones del Instituto de Investigación Económica de Kiel (IfW), el acuerdo podría costar a la economía alemana alrededor de 6.500 millones de euros en pérdida de PIB sólo en el primer año.
Wolfgang Niedermark, miembro de la presidencia de la Federación de Industrias Alemanas (BDI), también expresó su preocupación: “Este es un compromiso insuficiente y envía una señal preocupante a las economías profundamente interconectadas a ambos lados del Atlántico”. Advirtió que un arancel del 15% tendrá efectos muy negativos, y calificó la ausencia de un acuerdo sobre las exportaciones de acero como “un golpe adicional, especialmente dañino” para el sector industrial alemán.
El político alemán Fabio De Masi (BSW) no ocultó su indignación tras conocerse los detalles del acuerdo. “Este pacto es una traición a Europa y provocará un daño económico inmenso. Es, sin duda, uno de los peores acuerdos jamás firmados. La señora Von der Leyen debería asumir responsabilidades y dimitir”, declaró a ‘Euronews’.
Fabio De Masi (BSW), político de la UE y especialista financiero. BSW
El experto financiero lo resume con contundencia: “Mientras Estados Unidos podrá exportar a la UE sin pagar aranceles, los exportadores europeos estarán sujetos a un impuesto del 15%. A esto se suma que las empresas europeas se comprometen a invertir cientos de miles de millones de dólares directamente en EE.UU.”
Y añade con ironía: “Trump nos impone nuevos aranceles punitivos, y nosotros, como respuesta, llenamos su cartera de pedidos comprando gas de fracking contaminante y equipamiento militar estadounidense”.
La eurodiputada Svenja Hahn (FDP) asegura a ‘Euronews’ que, si bien los aranceles del 15% “son preferibles al 30% que inicialmente amenazaba Estados Unidos, el acuerdo está lejos de ser un éxito. En el mejor de los casos, es una medida para limitar daños”. Según Hahn, el pacto es “desequilibrado y perjudica a la Unión Europea, carece de logros sustanciales y debilita los principios del comercio internacional basado en normas”.
La diputada europea y experta en comercio Svenja Hahn (FDP) Svenja Hahn/Niels Biermann
La experta en comercio internacional hizo un llamado contundente: “Ursula von der Leyen ha comprometido la reputación y la solidez económica de la UE con su débil gestión en estas negociaciones. Ha llegado el momento de actuar con decisión: menos burocracia, un mercado interior más fuerte y avances concretos en los acuerdos de libre comercio, especialmente con Mercosur”.
El eurodiputado germano-polaco Tomasz Froelich (AfD) fue tajante en sus declaraciones a ‘Euronews’: “Este no es un acuerdo, es una rendición de la UE. No ha existido ningún intento serio de ejercer presión sobre Estados Unidos”.
Según Froelich, “esta claudicación contrasta con la actitud habitualmente grandilocuente de la UE en la escena internacional, caracterizada por la confrontación constante y la falta de alternativas, especialmente en materia de importaciones energéticas”.
Tomasz Froelich, político de AfD Parlamento Europeo
Como vicepresidente de la delegación de Alternativa para Alemania en Bruselas, advirtió: “Trabajaré desde el Parlamento Europeo para evitar que este acuerdo humillante y perjudicial llegue a aplicarse”.
Incluso dentro de los partidos gobernantes alemanes, el acuerdo con Estados Unidos ha generado indignación. Desde la CDU/CSU, el líder de las juventudes conservadoras (JU), Johannes Winkel, alzó la voz con dureza. “Esta humillación de Europa por parte de Estados Unidos debe llevarnos, ante todo, a una profunda autocrítica”, escribió en X (antes Twitter).
Y añadió: “Austeridad energética, exceso de burocracia y obsesión con los criterios ESG han sustituido a la innovación, el crecimiento y la tecnología. Este autodesprecio económico impuesto por motivos políticos debe terminar”.
Las críticas tampoco se hicieron esperar desde el socio de coalición SPD. El alcalde de Bremen, Andreas Bovenschulte, lanzó un mensaje especialmente contundente en redes sociales: “Lo peor es ver cómo nuestra presidenta de la Comisión Europea se deja humillar para rendir pleitesía a Trump, calificándolo de ‘duro, incluso justo, negociador’. ¡Ni una chispa de dignidad le queda!”, afirmó.
La reacción del alcalde se enmarca en la preocupación por el futuro de miles de empleos en la planta siderúrgica de ArcelorMittal en Bremen, que podrían verse amenazados por los términos del acuerdo. Horas más tarde, Bovenschulte moderó ligeramente sus palabras: “Retiro lo de la dignidad. Quizá fui demasiado duro”.
Markus Söder (CSU) Matthias Schrader/Copyright 2024 The AP. All rights reserved.
El ministro-presidente de Baviera, Markus Söder (CSU), se mostró contundente en su valoración del pacto. Aunque reconoció que el acuerdo “evitó lo peor”, advirtió que “la situación ahora es más complicada que antes, especialmente para la industria automovilística alemana“. Y lanzó una advertencia clara a Bruselas: “No puede haber nuevos impuestos en Europa, como actualmente plantea la Comisión”.
Söder reclamó medidas inmediatas para compensar el impacto de los aranceles y criticó directamente a la presidenta de la Comisión Europea: “En Europa necesitamos menos Pacto Verde y más Pacto Económico”.
También el eurodiputado y veterano experto económico Markus Ferber (CSU) expresó su decepción en declaraciones al diario ‘Bild’: “Si la oferta inicial era la eliminación total de todos los aranceles, entonces este acuerdo dista mucho de ser un éxito. Un arancel del 15% encarece considerablemente los productos europeos en EE.UU. y afectará de forma especialmente severa a la economía alemana”. Aunque reconoció que la ausencia de acuerdo habría sido aún más costosa, Ferber concluyó: “Un buen acuerdo se ve muy diferente”.